«Barcelona arde cada cierto tiempo. Ya te darás cuenta». Así comienza la última novela de Albert Lladó. A través de dos personajes principales —Chantal y Felipe Soto—, el autor va tejiendo una trama construida como un collage de correspondencias, espejismos, citas, y fantasmas del pasado, donde la Historia en mayúsculas —la que define los cánones de la política, la literatura y la filosofía— dialoga con la historia más particular e íntima, sin que ninguno de sus protagonistas puedan declararse, ya, inocentes ante la crónica de los hechos.
Según la Real Academia Española, el «malpaís» es un campo de lava reciente, con una superficie tortuosa, estéril y árida. Como tantas veces —nos dice el narrador—, la RAE se equivoca. Y es que «la memoria del fuego no siempre es estéril».
Sorteando sus viejas heridas, los personajes intentan escapar de los tentáculos del poder. Conscientes de que toda literalidad es una forma de ceguera, Chantal y Felipe Soto anhelan descifrar el enigma del mundo a partir de una lectura capaz de encarnar sus propios mitos y metáforas. En esa búsqueda de una verdad emancipadora, que no se conforme con el dogma ni la obediencia, se cruzan con referencias tan dispares como John Steinbeck, Václav Havel, Eduardo Galeano e, incluso, las enseñanzas de una monja francesa del siglo XVII.
Malpaís es, pues, la crónica de un futuro inmediato, una narración sobre cómo la ternura y la violencia, a veces, pueden llegar a confundirse, y donde la belleza y la destrucción son partes de un mismo conflicto, siempre vivo, siempre incandescente.
PRENSA:
«Una novela compleja, absorbente y radicalmente actual».
De un tiempo sin tiempo, J.A. Masoliver Ródenas, en el Cultura/s de La Vanguardia.
«Lladó encuentra en el paisaje volcánico de Lanzarote la metáfora geológica que concentra las dos facetas de la idea de nación: el territorio yermo y el fértil, el malpaís y la utopía. Una sólida novela especulativa de ciencia política-ficción que se adentra en las claves dramáticas y narrativas del laberinto de las nacionalidades.»
Eloy Fernández Porta.
«Malpaís se abre a diferentes niveles de lectura y arriesga en cada una de ellas. El silencio adquiere una relevancia dramática inusual en la narrativa convencional».
Barcelona, un mito en combustión, un artículo de Jaime Priede en Cuadernos Hispanoamericanos.
«Albert Lladó arroja una mirada valiente y abierta a debate, una visión del presente que busca ahondar bajo las manipulaciones mediáticas y las proclamas de toda índole».
La belleza tras el naufragio, Israel Paredes en Revista de Letras.
«Malpaís nos sitúa en la frontera entre los cierres de la política institucional y la cualidad movediza de los márgenes. Es una obra de estratos, en la que las etimologías, las relaciones familiares, las formas de ocupar la vida pública, tienden a solaparse hasta confundirse (abrazarse) en un mismo fuego hermético, pero acaban quebrándose en la ceguera de la literalidad».
El fin del amor, un artículo de J. Vargas en El Salto.
«La memoria es un artefacto de la imaginación».
Entrevista para la revista Librújula.
Malpaís en Ràdio 4.
Entrevista de Goyo Prados en el programa radiofónico Són 4 dies.
Malpaís en la ACEC.
Una conversación con Jordi Corominas y Julián.
«Um narrador é aquele que transforma informação em experiência».
Una conversación con Diego Giménez, en portugués, para Literatura & Pensamento.
